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lunes, 20 de diciembre de 2010

Tenerlo todo

Melanie ha suspendido otro más y ya van cinco exámenes que tira a la basura y un futuro cada vez más negro que se cierne sobre ella.

Melanie se ha peleado con otro de sus compañeros esta mañana, con otro de esos idiotas que no sabe más que decir tonterías por su boca rodeada de pearcings de oro que dañan a la vista y la moral.

Rita ya no sabe que hacer con ella, Leya prefiere dejarlo pasar como si todo fuera lo más normal y Nick la ha comenzado a aceptar tal y como es, algo que aunque le cueste, tiene que reconocer que le encanta.

Melanie es de esas con el ceño fruncido, que nunca hace nada por diversión o por puro compañerismo. Exceptuando a sus tres amigos, que para ella lo son todo.

Es egoísta, altanera, arrogante, ácida y malhumorada, una real zorra sin corazón como no pueden encontrarse en ningún lugar. Todos los saben, y Trevor casi el que más, pero eso no le impide acercarse a ella porque Melania es una borde continua pero tiene esa pizca de atractivo que hace que cada vez que entre en clase, Trevor sonría y le dedique un par de guiños desde la otra punta de la clase.

-¿Estas decidido a perseguirme día si y día también?

- Es una opción.

Melanie resopló y volvió a darse la vuelta con dirección a su nueva clase de gimnasia. Trevor no tenía nada mejor que hacer asique aceleró el paso y la siguió.

-¿Nunca te rindes?

-¿La verdad? No. Siempre he tenido lo que deseaba.

-Me alegro de ser yo la primera que te dice que no a algo. Es preferible a comer chocolate, lárgate.

¿Cuando lo vas a hacer?

Melania pestañeó y sintiéndose idiota por deber contestar a aquella pregunta con otra incapaz de descifrar lo que quería decir, apretó los labios y se aguantó las ganas de pegarle.

-¿Qué voy a hacer?

-Caer a mis pies.

-Espero que nunca, porque entonces es que he decidido dejar de ser como soy para pasar a ser como son todas las demás. Entonces dejarías de perseguirme.

-¿No es lo que quieres?

-Si, pero me encanta que a un niño de papá como tú, se le niegue algo. Y me encanta ser yo quien te lo niegue, una pobretona de converses raídas, notas mediocres y un nivel económico que solo me deja ir a jugar a las cartas al club de la esquina. Es una delicia saber, que no puedes tenerlo todo, Trevor.

Y Melanie se da la vuelta, con la bolsa de deporte colgada al hombre y aunque llega tarde a su clase no acelera el paso. No le importa lo que el profesor pueda decirla, le gusta más el silencio de la boca cerrada que Trevor mantiene sin poder decir nada.

1 comentario:

  1. Qué interesante :)
    "Porque entonces es que he decidido dejar de ser como soy para pasar a ser como son todas las demás"
    Creo que por un lado, siempre gusta pensar que no se es como todos los demás, que se es diferente, ya que no tiene ninguna gracia ser copias unos de otros. Sin embargo, también se puede pasar muy mal por el mismo motivo si no se tiene suerte y/o no se sabe llevar bien. Y Melanie parece que lo lleva bien :)
    Un beso!!

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